el mago de Oz ama
cae la serpiente,
se desploman sus dos cabezas.
yo río, gozo,
mientras dos zancudos expansivos
la picotean
y el veneno se extiende
por sus huevos.
de pronto mi piel se eriza,
sudo, y mi garganta se calienta;
te posas en mi cuerpo
y el calor sube, flota hacia mi cabeza.
empiezo a gemir.
no es que me excites.
es que quiero vomitar
el puto alcohol que traigo dentro.